Publicado el 01 de Febrero de 2018
Albert Boadella
Obra: El pintor
Picasso es un mito muy discutible. En sus inicios mostró su gran talento como pintor y, a partir de cierto momento, le interesó más el poder, la fama y el dinero
“Desde la infancia, parecía un ser nacido sólo para pintar. Sin embargo, asistimos a la paradoja de cómo el pincel más dotado del siglo XX fue también quien le asestó el golpe letal al arte pictórico”. Cambiando los pinceles por la palabra, Albert Boadella se atreve con este retrato del genio malagueño. Y lo hace ataviado con la majestuosidad de una gran ópera de tres actos firmada por Juan José Colomer con dirección musical de Manuel Coves y la Orquesta Sinfónica de Madrid. Charlamos con el maestro teatral acerca de esta emocionante crítica sobre la vida y obra de Pablo Picasso.
¿Cómo surge la idea de “El pintor”?
Surge porque una de las funciones esen-ciales del hombre de teatro es trabajar sobre los mitos, a veces descomponiéndolos y otras reformándolos o haciéndolos crecer. Yo tuve la sensación de que Picasso es un mito y, además, un mito muy discutible.
¿Qué historia nos traslada?
Para todo artista dotado, hay un momento en su vida en el que tiene que escoger entre seguir profundizando en su arte –a pesar de los inconvenientes que puedan surgir en su entorno– o declinarse hacia el camino del oro y la fama. Lo hemos visto en muchísimos artistas a lo largo de la historia. El caso de Picasso está claro: es un hombre que en sus inicios muestra su gran talento como pintor y, a partir de cierto momento, le interesa más el poder, la fama y el dinero.
Uno de los momentos más fascinantes de la pieza se produce cuando...
Hay varios momentos muy metafóricos. Uno de ellos, el descubrimiento del cubismo, pero quizá el más interesante es su encuentro inicial con Mefistófeles, que es el que le enseña el camino a seguir y que él sigue disciplinadamente.
¿Qué aspecto de la vida de Picasso reflejada en la función cree que puede sorprender al público?
Esencialmente, el público se sorprenderá por una visión desmitificadora de la idea que tienen de Picasso, tanto en lo artístico como en lo personal.
¿Qué nos puede adelantar de la música en la pieza y su relación con los periodos pictóricos de Picasso?
Es una música actual hecha en función de un argumento y unas ideas. Se inicia en las mejores épocas de Picasso, dentro de la tonalidad y, a medida que entra en una cierta descomposición de sus formas artísticas, también la música juega este juego y entra en un equilibrio entre lo tonal y lo atonal, para volver a la parte final, para recomponer lo que había surgido en el primer acto.
¿Y de la escenografía y demás recursos estéticos?
A mí me gustan los espacios muy limpios, lo cual supone siempre una mayor complejidad que llenarlo de objetos, cosas y decorados. Esta escenografía es muy limpia, con líneas de leds que están utilizados con vídeo y que se mueven a distintas velocidades, colores, etc. Marcan unas líneas esenciales del espacio, ya sea un pequeño rectángulo, un cuadrado o, a veces, simplemente, una puerta y unas formas de lo que podría ser el taller de Picasso. Lo verdaderamente esencial de la escenografía son los actores, los cantantes, los movimientos del coro y la intervención de los bailarines, que tienen mucha importancia en esta obra.
¿Por qué grandes motivos recomienda al público madrileño no perderse “El pintor”?
En primer lugar, porque no deja de ser una visión insólita sobre un mito. Segundo, porque hay mucha acción, cosa que no suele suceder en la ópera, con una música vibrante y con elementos visuales muy atractivos, como cantidad de cuadros que pinta el propio Picasso (no siempre suyos, algunos son de otros pintores). Y, al mismo tiempo, una ideas coreográficas tanto en el coro como en los bailarines. Estamos ante un espectáculo que es una ópera grande de tres actos, pero que tiene algunos aspectos de musical.
Aparte de este estreno, ¿qué otros proyectos tiene entre manos?
Seguir haciendo mis representaciones de “El sermón del Bufón”. Me divierte mucho este encuentro personal con el público, que es algo que no hacía desde hace muchísimos años y... ¡me lo paso bomba!