Revista teatros

 De ‘chica Almodóvar’ a ‘mujer Lorca’. Candidata al Goya en tres ocasiones, esta actriz catalana, bien conocida por todos por su frescura y carisma personal, nunca se ha alejado de los focos de cine –“Libertarias”, “La reina de España”–, TV –“Aquí no hay quien viva”– y teatro “La gran depresión”. Ávida de nuevas aventuras escénicas, este espectáculo creado y dirigido por Francisco Ortuño Millán ha devuelto la adrenalina necesaria a esta intérprete que, acompañada por 20 artistas en escena, se transforma en la gran maestra de ceremonias de este fascinante tributo a Lorca. 

¿Qué nos ofrece “¡Oh, Cuba!”?

Una cajita de música llena de poesía, de danza, de música… y una parte esencial para entender a Federico García Lorca, los tres meses que estuvo viviendo en Cuba, que fue para un fin de semana ¡y se quedó tres meses en la isla!

¿Cómo le llegó esta propuesta y por qué alicientes decidió aceptar este proyecto?

He hecho muchas comedias, así que quería hacer otras cosas. No es que “¡Oh, Cuba!” sea un drama, pero estaba buscando algo donde pudiera interpretar un registro distinto al que el público está acostumbrado a verme. La verdad es que le estuve dando la tabarra a Lope García –de Seda Producciones– hasta que encontró algo que realmente era diferente. ¡Y me quedé atrapada!

¿Quién y cómo es su personaje en esta función?

Soy el duende lorquiano, la voz de Lorca, el conductor de todo el espectáculo, que va conectando los números de danza y de música. A través de esos números, se explican las vivencias que tuvo Federico en La Habana.

Comparte escenario con un espectacular elenco de 20 artistas... ¿Podría destacar alguno de ellos?

Comparto escenario con el bailarín Adrián Galia, que lleva toda la compañía de danza y es el responsable de las coreografías, y con Diego Franco, que es el director de la música. Antonio Carmona ha compuesto la música flamenca y Alina Sánchez es una soprano cubana fabulosa que canta un poema maravilloso, el cual representa la parte clásica que escuchaba Lorca en La Habana.

¡El estreno en los Jardines del Generalife reunió a más de 41.000 espectadores! Semejante experiencia tuvo que ir acompañada de anécdotas...

La mayor anécdota fue, simplemente, estar allí, ¡porque se trata de La Alhambra...! Pasear por ella, estar ensayando por las tardes mientras había turistas y ver cómo se paraban a escucharnos mientras estaban disfrutando de la visita del monumento… Había gente de todas las nacionalidades. El Generalife es un espacio totalmente natural con piedra, con cipreses en el escenario… La verdad, era un escenario muy lorquiano, el marco incomparable que realmente se mercecía Lorca.

“¡Oh, Cuba!” es una obra lorquiana, flamenca y cubana. ¿Cuál de estos tres apelativos identifica mejor la función?

Sinceramente, los tres, porque muestran lo que era Lorca y ex-plican su estancia en Cuba: los momentos maravillosos que vivió con Carpentier, Nicolás Guillén, los hermanos Loynaz… Son tres elementos que tienen que estar juntos o no sería “¡Oh Cuba!”.

Si ha estado en Cuba, ¿qué esencia de ese lugar puede asegurar que veremos reflejada en este espectáculo?

La libertad que hay en el espectáculo con respecto a la danza, la música y toda la poesía. En Cuba parece que hay esa libertad, pero cuando la visitas sientes que no es verdad. Aquí hay una libertad de expresión y de amor.

Aparte de “¡Oh, Cuba!”, ¿en qué otros proyectos podemos verla?

Voy a compaginar esta gira con “La que se avecina” en TV. Y después hay más cosas, pero las explicaré cuando estén firmadas.