Publicado el 02 de Enero de 2013
Juan Diego
Obra: La lengua madre
Un día haremos onomatopeyas que significarán te quiero o váyase a la mierda
Dicen de él que solo llena el escenario, que un gesto de su cara te transporta de la rabia a la ternura sin solución de continuidad. Y eso sólo lo logran los actores de raza. Quizás los más jóvenes aún verán en él al malhumorado Comisario Don Lorenzo de “Los hombres de Paco”, pero Juan Diego es uno de los grandes de nuestra escena. Su inmejorable trabajo en cine –“Vete de mí”, “París Tombuctú” o “El Rey Pasmado”–, teatro –“El lector por horas” o “El beso de la mujer araña”– y televisión le han valido innumerables premios, entre los que destacan tres Goya, un Max, la Medalla de Oro al Mérito de las Bellas Artes y la Medalla de Andalucía.
¿Cuál es la lengua madre?
La que nos enseñan, la que nos hablan de pequeños, la que nombra las cosas; la que te construye el mundo; la que te hace amar, la que te destroza, con la que se insulta y se sufre, con la que pierdes los puntos de referencia en el momento en que es pervertida. Todo esto elevado al cubo. Y, sobre todo, una cosa muy sencilla: es lo único que nos hace humanos.
El texto denuncia las amenazas que sufre. ¿Cuáles?
La perversión del lenguaje, inventarse uno desconocido al que apenas tienen acceso los de la elite económica para irnos contando cómo es la realidad, una realidad que no sabemos nombrar. Es imposible saber qué significan los activos tóxicos, las hipotecas subprime...
Es otro lenguaje...
Estamos yendo al lenguaje casi del signo, de lo económico también, a la no definición de lo que se quiere decir, el ‘corre, deprisa, no escribas del todo el sms, déjate palabras sueltas, no importa’. Un día haremos onomatopeyas que significarán ‘te quiero’ o ‘váyase a la mierda’.
Y poco menos que nos sentimos ignorantes muchas veces, ¿no?
Yo confieso que me siento mucho más ignorante que hace tiempo. Antes cuando leías la prensa entendías lo que leías, pero es que ahora… Cada vez pienso ‘será posible que yo no entienda, me he quedado tonto’ (risas). Supongo que somos muchos millares de tontos los que nos preguntamos qué hay detrás de todo esto. Por ejemplo, ‘no se preocupen, el crecimiento ha sido negativo, pero no se preocupen, hemos crecido’. ¿Pero qué, hacia abajo? (risas).
Nos estamos poniendo serios…
Esto contado por Juan (José Millás) y por el personaje es de una gran carcajada. El sarcasmo llega a límites insospechados en esta maravillosa tragicomedia.
El texto de partida de este monólogo es una conferencia. ¿Qué tenía de especial?
Sobre todo, el humor que tiene la vida, su profundidad, el lenguaje del asombro que tiene el niño a la hora de nombrar las cosas, la mirada cáustica del adulto.
¿Cuál es la palabra más bonita del castellano para Juan Diego?
Hay una que me encanta, que decimos en el texto, que es ahilarse, convertirse en hilo. Casi todas las que empiezan con ‘a’.
¿Cómo definiría a Juan José Millás?
Es muy complicado y muy fácil: es el gran mago de la creación de la realidad.
¿Y la situación de la cultura hoy?
Bajo mínimos. Es algo que no estoy dispuesto a tolerar.