Publicado el 01 de Febrero de 2018
Marta Ribera
Obra: Grandes éxitos
Las actrices como yo, que ya pasamos los 46 años, debemos salir adelante con la misma fuerza y juventud interior que tenemos
Como si de “Juego de tronos” se tratara, “Grandes éxitos” celebra el enlace de la reina del teatro musical con su homólogo del medio televisivo Jorge Javier Vázquez. Un tándem irresistible en el que Marta se ha puesto a las órdenes de la dirección escénica de Juan Carlos Rubio y la musical de Julio Award para hacernos vibrar con esa sobredosis de talento demostrada en superproducciones como “Chicago”, “Cabaret” o “Jekyll & Hyde”. Charlamos con la protagonista femenina de esta divertidísima comedia musical.
¿Cómo surgió esta peculiar propuesta y qué motivaciones le llevaron a embarcarse en ella?
Recibí la llamada de Juan Carlos Rubio el pasado mes de mayo y me pareció una propuesta interesante. A mí me gusta mu-cho hacer cosas nuevas, he hecho muchos espectáculos con grandes compañías y trabajar con uno de los grandes directores del momento me parecía una muy buena oportunidad.
¿Qué sintió ante la idea de compartir cabeza de cartel con Jorge Javier Vázquez?
Yo soy una persona sin prejuicios, no juzgo a nadie. No había visto su otro espectáculo, pero me parece uno de los grandes comunicadores de este país, así que vi muy interesante trabajar con él, como un compañero más, y dije… ¡allá voy! (risas).
¿Qué es “Grandes éxitos”?
Una comedia musical donde Jorge se desnuda y nos muestra al verdadero Jorge, el que he conocido yo, ése que sabe reírse de sí mismo. Le descubrimos en una faceta en la que puede cantar, bailar e interpretar.
¿Cómo es su personaje en la función?
Interpreto a Blanca del Bosque, una actriz ya de cierta edad que se encuentra de capa caída. Ella ha tenido una carrera muy interesante, pero sus problemas con las adicciones y su paso por el polígrafo en un programa de TV hicieron que todo se fuera a pique. Ella se reencuentra con Jorge –el cual se interpreta a sí mismo– en este espectáculo a la hora de grabar un disco de grandes éxitos. Es un personaje bonito y tierno de interpretar. Vocalmente, estoy en mucho registros a la vez, así que es duro pero, a la vez, muy divertido.
¿Qué tema musical de la pieza disfruta más al cantarlo en escena?
Cuando Julio Award –director musical– me dijo que iba a cantar el número de los payasos de la tele le dije… “¡¡¿perdona?!!” (risas) y luego me parece un numerazo muy Marta Ribera, con el que puedo cantar, bailar, saltar… es donde yo realmente me siento mejor. Pero luego cantar con Jorge, Alejandro Vera y Beatriz Ros el número final es también maravilloso. Nos lo pasamos muy bien, nos reímos mucho y es un gran placer trabajar con ellos, con los directores ¡y con los músicos en directo!
En definitiva, ¿por qué motivos recomienda al público ver “Grandes éxitos”?
¡Por salir de casa y divertirse un rato en los tiempos que corren! Por las risas y, también, porque tiene momentos que te tocan el corazón. Por ejemplo, yo tengo un monólogo al final que te hace pensar un poquito en las actrices como yo, que ya pasamos los 46 años y parece que ya estamos de capa caída, pero debemos salir adelante con la misma fuerza y juventud interior que tenemos.
Usted es una de las grandes figuras de la escena teatral musical. ¿Qué espectáculo supuso un trampolín en su carrera y cuál le robó el corazón para siempre?
“West Side Story” de la mano de Ricard Reguant fue mi primer gran musical. Lo disfruté muchísimo y tengo muy buen recuerdo de interpretar el personaje de Anita. ¡Gracias a aquella gira empecé a trabajar en Madrid…! Y también “Jekyll & Hyde” con Raphael en el Nuevo Apolo. Fue otro de los musicales al que tengo que dar muchas gracias.
Aparte de “Grandes éxitos” todos los lunes, ¿podemos verla en algún otro proyecto?
Sigo con la gira por toda España de “Los sueños de Quevedo” junto a Juan Echanove y hay otras cositas por ahí, pero de momento estoy a lo que estoy ¡y con muchas ganas de que todavía me queden muchos años! Porque a mí lo que me hace creer en mí misma, lo que hace tener la energía, es ese síndrome de Peter Pan que me permite no dejar de creer, de crecer y de querer jugar. Hay que saber jugar en el día a día, en el teatro y en todas partes para poder sobrevivir.