Publicado el 27 de Febrero de 2013
Antonio Valero
Obra: Transición
Es raro que en política España exporte algo positivo, pero la Transición ha servido de referencia para otros
Confiesa que nunca votó a Adolfo Suárez. Entonces era joven y su visión política diferente de la que representaba el entonces ministro del Movimiento. O lo que es lo mismo, la esencia de un régimen ya pasado. Décadas después, un Antonio Valero al que hemos visto siempre en cine, televisión y teatro habla con admiración de un hombre clave, desmemoriado ya, en cuya piel se mete ahora. Con él hablamos de recuerdos, de política y, cómo no, de teatro.
¿Es complicado enfrentarse al papel de una figura histórica viva?
Ningún personaje puede uno tomárselo con demasiado “respeto”. ¿Hay que respetar más al Rey Lear o a Adolfo Suárez? Se tiene que hacer de la misma manera. Aunque teniendo en cuenta las circunstancias actuales de que Adolfo Suárez tiene 80 años y Alzheimer se tiene que hacer con especial delicadeza y de eso sí me he preocupado.
¿Ha aprendido algo de esa figura?
Aprender no lo sé, pero ahora he valorado todo lo que hizo. Me parece que fue algo muy importante, fundamental para el presente y el futuro de España.
¿Qué se hizo bien y qué no en aquellos años?
Es raro que en política España exporte algo positivo, pero la Transición ha servido de referencia para otros países. Fue un momento complicadísimo y hay que quedarse satisfechos con cómo se hizo, fue un punto de partida extraordinario para que ahora estuviéramos siendo uno de los mejores países del mundo. Lo que pasa es que todos los que vinieron después han ido pervirtiendo aquel espíritu.
Ha dicho que no han montado este espectáculo por melancolía. No nos van a ‘sermonear’ entonces…
No, no, en absoluto. Estamos viviendo una época muy difícil. Hemos ‘malgastado’ un poquito el tiempo, las energías, en hacer algo para la colectividad, para ser mejores en educación, en sanidad, en cultura. Éste es un gran país y hemos despreciado todas las posibilidades que nos han dado para tener un país unido.
¿Al encarar el personaje uno se plantea cómo de cruel tiene que ser verse privado de todos los recuerdos?
La verdad es que sí. ¡Imagínate no reconocer a tu hijo o confundir a tu mujer con tu hermana! El Alzheimer de Suárez y el que tiene normalmente España con respecto a la historia es una gran metáfora. No tenemos en cuenta que hemos sufrido una guerra civil, una dictadura totalitaria y tener ahora esta sensación de libertad, de democracia, de derechos civiles, etc. España padece de Alzheimer crónico.
¿Cuál sería hoy su primera medida si fuese suyo el cargo?
Mi primera medida sería dimitir como presidente del Gobierno (risas). Hace falta una regeneración democrática, cambiaría la ley electoral. Haría la sociedad mucho más participativa y, sobre todo, me ocuparía de las cosas básicas como la educación, la sanidad, la tercera edad y la cultura.