Revista teatros

 Vasco uno y catalán el otro, comparten, además del amor por contar y contarnos desde las tablas, la magia, la disciplina, el juego y el saber hacer, el buen saber hacer, que se le presupone a todo buen director. Y, no descubrimos nada, ellos lo son. A esta faceta de quien lleva la batuta le une Iñaki Rikarte la de la dramaturgia y Xavier Albertí la de la música y la composición y, una vez más, comparten el hacerlo de diez. Ahora ambos coinciden en la que otras tantas veces ha sido su casa, la Compañía Nacional de Teatro Clásico, con dos propuestas cuyo nexo es don Pedro Calderón de la Barca.  Por VANESSA RAMIRO  Fotos SERGIO PARRA

Juguemos, como en el teatro. Si a Iñaki Rikarte le digo Xavier Albertí, me diría...

Iñaki Rikarte: Desafortunadamente, apenas lo conozco. Sé que, además de gran director, es un gran amante de Calderón. Una vez tuve la oportunidad de estar con él y escucharle. Fue una suerte, es un gusto oírle hablar. Tengo muchas ganas, después de esta experiencia tan intensa con una comedia mitológica, de volver a charlar con él.

¿Y si a Xavier le digo Iñaki Rikarte?

Xavier Albertí: Hay muchas personas que van en bicicleta y no se autonombran ciclistas, muchas personas que cogen una caña de pescar el domingo y no se llaman pescadores. Hay mucha gente que dirige teatro y se autonombran directores de escena. No es el caso de mi profundamente admirado Iñaki Rikarte, un director de escena de verdad, que conoce el oficio y, sobre todo, la profunda implicación ética y estética que este requiere.

¿Cuál es su primer recuerdo de Calderón?

Iñaki: Recuerdo que, cuando éramos adolescentes, mi hermana tenía pegados en la pared de su cuarto algunos poemas. Entre ellos, estaba uno de los monólogos de Segismundo de “La vida es sueño”. A mí me encantaba, cuando ella no estaba en su cuarto, meterme allí y leerlo con voz alta. Recitar aquellas verdades –“que toda la vida es sueño y los sueños, sueños son”– a escondidas, casi susurrando... Era excitante, casi como hacer un sortilegio.

Xavier: Mi primer Calderón fue un espectáculo en el Teatro Español, dirigido por José Luis Gómez, llamado “Absalón, Absalón”, una dramaturgia sobre “Los cabellos de Absalón”. Justo a finales de año de 1981 yo venía de Ceuta, de la mili, e hice parada en Madrid para verlo. Hubo un pequeño accidente con la escenografía y eso me hizo perder el tren y pasar la noche de fin de año en la estación de Chamartín, porque no tenía ni un duro de esos que servían en esa época para pagar hoteles o pensiones. Afortunadamente, traía una botella de champán para celebrar el año nuevo con mi familia y me la bebí yo solito a la memoria de Calderón y “Los cabellos de Absalón”.

Don Pedro es durante el mes de abril rey y señor de esta casa que es la CNTC. Si tuviésemos que colocar su figura hoy, ¿cómo la encajamos?

Iñaki: No soy ningún experto en Calderón. Lo único que me atrevo a decir es que en “El monstruo...” he descubierto a un autor mucho más divertido, atrevido y profundo de lo que pensaba encontrarme. ¡Ah! Y su ternura. Esa ternura tan característica de Calderón me conmueve.

Xavier: Calderón es enorme, infinito, el mejor al lado de Shakespeare y de Eurípides, la gran trilogía, la gran terna de los grandes, grandes, grandes, enormes dramaturgos de todos los tiempos. Aún no somos conscientes de la dimensión de la figura de don Pedro Calderón.

Del 5 de abril al 26 de mayo Iñaki Rikarte y la Joven CNTC toman el Teatro de la Comedia con “El monstruo de los jardines”. ¿Qué nos contaría de esta obra?

Iñaki: “El monstruo de los jardines” es una comedia mitológica que parte del episodio de “Aquiles en Esciros”, en el que Tetis, la madre de Aquiles, para evitar que su hijo sea reclutado para ir a la guerra de Troya, disfraza a su hijo de mujer y lo esconde en la corte del Rey Licomedes donde se enamora de la princesa Deidamia.

¿Cómo es el Calderón que firma “El monstruo de los jardines”?

Iñaki: Como he comentado más arriba, he descubierto a un autor de una polivalencia absoluta. En las comedias mitológicas se mezcla la pintura, la escenografía, la música, la poesía, la danza. No es casual que Wagner, cuando hablaba de la obra de arte total, se fijase en Calderón.

¿Y los personajes que habitan la historia?

Iñaki: Los protagonistas Aquiles y Aquiles son parodias de los héroes clásicos. Aquí, Aquiles el temperamental y Aquiles el astuto están puestos al servicio de un juego. Pero este juego no es nada inocente.

Y del 11 al 28 de abril, en la Sala Tirso de Molina, “Calderón”, un diálogo contemporáneo de Xavier Albertí a partir de “El monstruo de los jardines”.

Xavier: “Calderón” es una mirada sobre la biografía de Calderón de la Barca para poder hablar de aspectos de los que normalmente no hablamos. Es una aventura a través de los restos óseos que se conservan en el Museo del Instituto del Teatro y las pesquisas casi policíacas para encontrar sus restos en el Madrid contemporáneo. Una reflexión sobre si son más importantes los huesos o los versos, una mirada quizá un poco cabaretera sobre vida, obra y milagros de don Pedro Calderón de la Barca.

¿A qué Calderón ha descubierto Xavier Albertí?

Xavier: Dedico todo el tiempo que puedo a leer todo Calderón y cada vez descubro un hombre con un vocabulario, una percepción de la escena, una conceptualización de la moral y de la ética de su tiempo absolutamente innovadora, nada sujeta a las convenciones de un tiempo. Calderón es infinito y lo es porque sin agredir brutalmente a nadie, sabe transformar desde la conciencia, desde la metáfora poética, desde la capacidad de imaginar nuevas funciones del cuerpo humano y de sus afectos, para llevarnos a lugares a los que la dramaturgia de su tiempo no había ni intuido.

Aparte del oficio de contar(nos) sobre las tablas, a Iñaki Rikarte y Xavier Albertí les une la faceta de director. ¿Dónde han querido poner el acento?

Iñaki: La puesta en escena está al servicio de hacer la historia lo más accesible al espectador. La obra es preciosa y hemos intentado que el público la entienda lo mejor posible. En esta ocasión, tratándose de una lucha contra el destino, hemos planteado con Mónica Boromello una escenografía móvil que tiene algo de carrusel o de rueda de la Fortuna.

Xavier: Me encantan las sintaxis escénicas no convencionales. Nuestro “Calderón” intentará acercarse a un género que pocas veces vemos en nuestro escenario, que se llama cabaret literario. Nos acercaremos a la vida y obra de Calderón desde parámetros de lo que podemos entender que podía ser una mirada sobre el cabaret literario y cómo Calderón responde a algunos estímulos más propios de otros géneros, que no el de la biografía o biopic, o realmente un diálogo estrictamente vinculado a su obra literaria. Él también es nuestro personaje.

Iñaki Rikarte vuelve a la Joven CNTC tras dirigir “El desdén con el desdén”.

Iñaki: Se trata de la sexta promoción. Son un grupo extraordinario, la gente ya ha tenido la suerte de verlos trabajar en “La discreta enamorada”. Me he encontrado un grupo muy talentoso y muy unido. Ha sido una suerte enorme poder compartir con ellos este proceso creativo.

Y Xavier comparte esta vez escenario con Alejandro Bordanove.

Xavier: Es uno de los grandes talentos de su generación. Es un placer volver a trabajar con él. Creo que es la quinta vez y espero que no sea la última. Es una persona comprometida, con la máxima profundidad, con el oficio, que sabe viajar y navegar sin miedo por los recorridos menos convencionales de las emociones humanas y que sabe priorizar la lectura ideológica de su trabajo como actor.

¿Qué le puede aportar a un espectador acercarse a Calderón a través de dos propuestas tan diferentes?

Iñaki: Al final, una puesta en escena es solo un resultado de algo que tiene infinitas posibilidades, así que ver dos maneras de concretar el universo de Calderón solo puede ser enriquecedor.

Xavier: Esperemos que salga con ganas de volver a Calderón, de mirarlo desde otra perspectiva, de derrumbar algunos de los preceptos que le han acompañado. Hay que volver a él una y otra vez porque su obra es infinita.

¿El teatro es la receta para entendernos y los clásicos sus ingredientes?

Iñaki: Es una buena forma de decirlo. Sorprende descubrir que, en lo fundamental, seguimos siendo iguales. En cuanto quitas a los conflictos la carcasa de lo anecdótico, en esencia, todo lleva siendo lo mismo desde hace miles de años.

Xavier: Los clásicos son el punto de encuentro intergeneracional perfecto. Aluden, atienden, implican a gentes de todas las generaciones, porque en ellos están las raíces de nuestra cultura, en ellos están los pactos de convivencia que hemos ido renovando generación tras generación.

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