Publicado el 27 de Febrero de 2013
Eduardo Galán
Obra: Hombres de 40
Sobre Rajoy, Rubalcaba, Bárcenas y Urdangarín escribiría un esperpento
Dice que la risa es esencial para soportarnos a nosotros mismos, por eso endulza con humor cualquier tema sobre el que escribe. Eso sí, siempre pendiente de la realidad social y siempre tocando esa fibra humana que hace que el espectador se enfrente a un espejo cuando va al teatro. Autor de éxito, aunque él no esté de acuerdo, guionista, productor... sigue dando clases porque cree firmemente en la educación. Con él hacemos balance, hablamos sobre el paso del tiempo, su carrera, la situación actual y los sueños de futuro.
Que su propio personaje le diga a uno que los hombres cuando cumplen los 40 se vuelven ridículos y quieren ligar con jovencitas duele, ¿no?
Duele, claro, es autocrítica (risas). Pero creo que el hombre tarda muchísimo en alcanzar la madurez frente a la mujer y cuando llega a alcanzarla, que son los 40, tiene atracción por esa juventud que se va perdiendo y que no se desea perder.
¿Cómo ha sido su crisis de los 40?
Fue una crisis absoluta. Una crisis de identidad, de replanteamiento matrimo-nial –de hecho me divorcié–, filosófico, ético, existencial; replanteamiento profesional y también como escritor. Había vivido con mucha rapidez, el tiempo pasa y hay que reflexionar y buscar qué quiero para el resto de mis días.
Uno de sus personajes es actor y productor. ¿Tiene algo de usted?
Es el que menos tiene mío. Es un personaje que considera que no está en crisis, tiene una seguridad absoluta en sus valores y se considera extraordinario. Yo veo el mundo con mucho escepticismo.
Él está loco por el éxito, pero Eduardo Galán está de vuelta de eso.
No creo que haya tenido éxito, al revés. Los escritores seguimos escribiendo porque no hemos sido capaces de llegar a rozar la piel del alma del espectador de verdad y lo estamos buscando una y otra vez. Ojalá lo consiguiera, pero si lo consigo, dejaría de escribir. Es muy difícil y yo soy uno más en la lucha por la vida en el mundo del teatro.
Vamos a repasar algunos de sus textos más importantes. Si le digo…
“La curva de la felicidad”: divertidísima. “Historia de 2”: humana. “Maniobras”: dura. “Felices 30”: frívola. “La mujer que se parecía a Marilyn”: tierna. “Mujeres frente al espejo”: perversa.
Rajoy, Rubalcaba, Bárcenas y Urdangarín, ¿qué escribiría con ellos?
Un esperpento, como Valle-Inclán si tuviera su talento (risas).
Sigue, además, dando clases. ¿Vocación o supervivencia?
Por vocación y por mantener la empresa. No vivo de ella, vivo de mi sueldo del instituto y mis derechos de autor están cedidos para poder seguir produciendo y pagando a todo el mundo. Pero también por vocación. En la educación está la vida y en los chavales de bachillerato, la ilusión.
Fue subdirector general de Teatro del Ministerio, ¿cómo vive esta época?
Como una lucha permanente contra los que creen que la cultura es un adorno de la sociedad, y no es un lujo, no, es una necesidad espiritual de los ciudadanos.
Le haría especial ilusión...
Tener tiempo –y dedicarle tiempo– para escribir una novela sobre la actualidad.