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Entrevista a Javier Crespo Lorenzo por 9 Festival Visibles Arte Inclusivo

Publicado el 30 de Abril de 2024

Entrevista a Javier Crespo Lorenzo por 9 Festival Visibles Arte Inclusivo

Obra: Festival Visibles [Arte Inclusivo] - Sala Tarambana y más

 Da la sensación de que algunos quieren un circo de los horrores, en Visibles mostramos la capacidad y la pasión

 Han demostrado que las artes escénicas inclusivas tienen cabida en cualquier teatro y ahora tienen el reto de hacer accesibles, durante todo el año, las programaciones para los espectadores con discapacidad. Regresa el Festival VISIBLES [arte inclusivo]. Organizado por la Sala Tarambana y dirigido por Javier Crespo Lorenzo, esta edición nos trae 21 espectáculos, talleres de danza diversa, danza–teatro, teatro inclusivo y formación a formadores, una jornada sobre la accesibilidad en las Artes Escénicas y dos exposiciones. Por R. P.

Desde que lleva dirigiendo este festival Visibles, recuerda alguna historia que le haya tocado el corazón especialmente. 

Siempre digo que con este festival este es el periodo del año que más abrazos y más cariño recibo (risas). Las historias te tocan… Por ejemplo, me acuerdo de una vez que al acabar un espectáculo hicimos un pequeño encuentro entre público y compañía y la persona, en este caso con síndrome de Down, había contado un poco lo que les sucede en su día a día. Pero es que lo que habíamos visto en la obra era algo tan ínfimo al respecto de lo que era la realidad que nos impactó, esos insultos en el autobús, ese menosprecio y se te caía el mundo a los pies. Ya se nos caía viendo la obra y de repente escuchar ese testimonio… Su madre decía que le tuvo que empezar a acompañar, porque no podía ir solo, porque era cada día una cosa nueva. No estamos hablando de hace 30 años, estamos hablando de hace 3, 4 años, que ha sucedido, que sigue sucediendo esto. Fue algo muy difícil de contener, entre una mezcla de rabia y de impotencia, que a día de hoy falten tantas cosas por hacer y que a alguien por su discapacidad le insultes, le vejes… Hay mucho impacto positivo, pero tristemente también hay esa parte negativa que me parece que también hay que reseñar, porque hay veces que se nos olvida también un poco que aún siguen sucediendo tristemente este tipo de cosas.

Existe la sensación de que queda bien ahora enarbolar la bandera de la inclusión, pero seguimos estando lejos de un compromiso real, ¿no?

En la edición del año pasado hicimos un debate, quise tratar el tema y con interrogantes: ¿Verdadera inclusión? Porque me parece que estamos ahí en la fina línea de la moda y de la inclusión. Me da esa sensación, por lo que percibo 

en cosas y en actos y hablando, porque al final te llegan muchos testimonios… Sin ir más lejos, un casting en un espacio público importante, en el que a una persona con síndrome de Down mosaico –son las personas con síndrome de Down, pero que no tienen la apariencia física de un síndrome de Down–, subida al escenario para hacer esa prueba, le llamaron porque necesitaban personas con síndrome de Down, le pregunta la persona que hacía el casting que qué hacía ahí. Esta persona le dice que había venido al casting y le responden “No me tomes el pelo, esto es un casting para personas con discapacidad, con síndrome de Down”. Esa persona le tuvo que decir que tenía síndrome de Down. Y hay otros casos en los que nos han dicho que han ido personas ciegas y que los han desechado porque no parecían ciegos. 

Entonces te da la sensación de que quieren un circo de los horrores, algo que Visibles, que yo quiero evitar. Cuando veo un espectáculo en el que a mí me da esa sensación de pena o de lástima, en cuanto se empieza a notar la discapacidad, yo ya no quiero ese espectáculo, porque a mí lo que me interesa y lo que yo quiero es que tú durante el espectáculo sepas que son actores, actrices, bailarines, bailarinas… que están ahí actuando y que no vamos a ir a mostrar su discapacidad, vamos a ir a mostrar su capacidad y esa pasión que le ponen al teatro en este caso. Y sí que veo que estamos en ese en ese proceso, en que el director tal quiere tal y que hacemos tres o cuatro obras con personas con discapacidad y qué bien. 

En ese debate salieron conclusiones muy curiosas. Hay gente que lleva 30, 40 años trabajando la inclusión, entonces que una persona ahora les venga a descubrir como quien dice América… Yo quería escuchar los testimonios de esa gente, qué les parecía que de repente fuera como que ‘Ostras, que hay personas con discapacidad que quieren trabajar’. ¿Sabes lo que pasa? Que tampoco hablan con esta gente. Hay un colectivo, que se llama a AMÁS Escena, que son los que se encargan ahora de gestionar un poco esa parte de las personas que llevan para los castings, hacen como de intermediarios y de apoyo cuando se va a hacer una obra, pero me parece triste que no se escuche a toda esta gente que lleva tanto tiempo trabajando.

Todos estos directores, ¿realmente hacen inclusión o trabajan con estas personas y los mantienen en el escenario que están ahí para decir que es inclusión? 

Hemos conseguido muchas cosas y pensaba ‘Este año vamos a la parte positiva’, sí que hay avances, vamos a reconocerlo, claro, hay avances, pero te gustaría que fueran más rápidos o más reales. También hay cosas buenas, son 9 años y hay muchas cosas que han cambiado.


Este festival, del que ahora hablaremos, es una buena iniciativa, pero qué más podemos hacer para ir dando pasos firmes en pro de esa verdadera inclusión. ¿Qué está en nuestras manos?

El hecho, por ejemplo, de que sea un festival que está mostrándose en salas alternativas parece como que es menos que el que había en el Centro Dramático nacional, Una mirada diferente. Es esa cosa que sigue habiendo, ese clasismo dentro del teatro, porque lo hay. Hay gente que cómo se va a meter en una sala de un barrio de Carabanchel en el que hay una calle por la que no pasa nadie y que no le van a ver meterse a un teatro o qué es esto de las salas, qué es esto de estos espacios, qué hacen ahí. 

La idea de festival era precisamente esa, llevarlo a esas bases. Considero que las salas alternativas somos como la base. Me parece que para que salgan ciertos proyectos y se puedan hacer y puedan llegar a otros espacios tiene que haber una base. Es como el trabajador que va y le dicen, ‘No, es que no tienes experiencia’. Digamos que esa parte de la experiencia se hace y se forma en las alas alternativas. 

Después de 9 años hay veces también que te planteas cómo llamas la atención de la prensa. Por eso este año hemos incidido en lo de la accesibilidad. Son 9 años, otra vez el pesado este que nos va a contar lo mismo de la inclusión (risas). Aunque el mensaje sea repetitivo, no es caduco. Yo creo que tiene que permanecer. Por eso se hace Visibles. Por eso hemos conseguido cosas. 

Durante el año se van haciendo actividades, se va haciendo programación inclusiva en las salas que antes no existía. Las salas de alternativas han conocido la inclusión también. Es necesario y no sé dónde está el quid… 

¿Funciona? No te voy a decir que no funcionan los espectáculos, es más difícil, lo de siempre, cuando eres una compañía de fuera de Madrid. Además, quiero romper este círculo que siempre existe muchas veces en los familiares que van. Les digo ‘Por supuesto, que tenéis que venir vosotros, pero tenéis que contar a la vez a dos amigos, a dos vecinos que tu hijo hace esto para que vengan y esos dos a la vez vuelvan a hablar con otras personas’. Si estamos siempre en nuestro mismo círculo, es imposible que la gente siga conociéndolo.

 Este año hemos dado también un toque a la cartelería diferente para hacerla más llamativa, hacerla accesible también … Hay que ir evolucionando.

La prensa se hace difusión, sois medios que participáis, que siempre estáis ahí apoyando. No sé. Yo creo que tiene que haber otro cambio social, de estatus, de miradas al otro porque yo veo que cuando hay una obra en un sitio está llena. Entonces dices la cultura interesa, pero ¿sigue siendo tan clasista como para que alguien no se acerque a conocer esto? Porque el testimonio es que cuando las personas lo descubren… Yo siempre le llamo la transformación. Siempre digo que podemos hablar mucho tiempo, pero donde se tiene que presenciar es ahí, en el patio de butacas, viéndolo en directo… Yo nunca lo he sabido explicar, lo que me pasó a mí la primera vez que vi eso, es algo que te llega.


A nada de cumplir una década, para Tarambana este festival es ya un compromiso firme. ¿Qué balance hacemos de estas 8 ediciones anteriores?

Por ejemplo, en la primera edición, cuando saqué la convocatoria me llegaron unos 10 trabajos y a día de hoy estoy recibiendo en torno a 80 o 90 trabajos. Ahí ves que el festival ha despertado interés, que está siendo ya un referente. Estás viendo que ya hay una valoración muy positiva sobre el festival y te transmiten que es necesario. Cuando lo preparo todos los años digo: “¿Quién me manda a meterme en esto?”, porque acabo saturado, es demasiado, pero luego, una vez que ya está en marcha y ves esos abrazos, esos agradecimientos, merece la pena. 

Y en estos años hemos logrado que los espacios sepan que hay arte inclusivo y que durante el año se programen de forma habitual los espectáculos sin necesidad de decir que son inclusivos, sin la etiqueta, que la gente vea teatro, danza o lo que sea. Y eso se ha conseguido, antes no existía.

Hemos conseguido también que las propias compañías envíen a esos materiales a las salas, que preparen sus dossieres y que no lo hagan exclusivamente en centros culturales. Hemos mostrado que los trabajos inclusivos son profesionales, que personas con discapacidad trabajan profesionalmente, nos gustaría dar unas mejores condiciones económicas, pero es lo que tenemos en un espacio privado, y se ha despertado en muchos espacios y muchas asociaciones la parte, digamos, cultural, la parte artística que no existía.

En los espacios, en los centros, sobre todo, hay como una parte que es social y luego el residuo que queda para la cultura. Se ha conseguido que esas dos partes que son importantes, social y cultural, se pongan de acuerdo e inciten a las personas que tengan discapacidad, que no les limiten a estar doblando toallas o en la jardinería, que les pregunten qué quieren hacer. Con el festival también hemos conseguido que esa parte, digamos, de procesos creativos en los que de otra manera no saldrían de un centro y estarían representando o haciendo pequeñas cositas en el centro, les pones las pilas para que hagan  el ritual del teatro: que salgan de su espacio de confort, que un día se trasladen a un teatro, que vivan la preparación, cómo se maquillan, cómo se visten, cómo han estado preparando durante un tiempo una obra, cómo entra el público, les ven, les aplauden, se habla… Te lo dicen luego ellos, “Qué bien que hoy no me meto en la cama a las 9 de la noche” (risas). 

Y yo creo que el público se va sensibilizando evidentemente a lo largo de estos años y va conociendo la inclusión, va formando parte en las personas que no tienen discapacidad, de repente se interesan por grupos teatrales de formación, que es muy importante, para que esas personas se integren. 

Este año he querido incidir también mucho en la formación, porque creo que ahí es donde realmente se acaba haciendo una verdadera inclusión, porque acabas conociendo más a la persona. También como actor he estado en esos procesos de teatro y de formación y ves la conexión que tienes con otras personas que en otras profesiones no se trabaja tanto, aquí estás trabajando sentimientos, estás trabajando muchas cosas que en otras profesiones no se hacen para crear esos nexos de unión.


Vamos a esta edición. ¿Por dónde empezamos?

Lo más importante es que hemos querido que esta edición y la que viene estén enfocadas a la accesibilidad. Hemos hecho todo este trabajo de 8 años preocupándonos y ocupándonos de que haya una verdadera inclusión, de que en el escenario haya diversidad y ahora nos queríamos ocupar de la parte del público, porque nos gustaría que esa diversidad, que esa inclusión se viera también en los patios de butacas y no se ve, no la hay. ¿Por qué? También nos han llegado muchas preguntas. Nos vienen personas con discapacidad, sensorial en este caso, una persona ciega o personas mayores que te pueden decir: “Oye, ¿cómo me voy a enterar del espectáculo si la página web no es accesible?”. A partir de ahí ya hay una barrera muy grande. Si no me entero de lo que hay, cómo voy a acudir.

Y cómo voy a acudir si tampoco sé qué medidas de accesibilidad me estáis dando para poder disfrutar en las mismas condiciones de un espectáculo. Este año nos teníamos que poner manos a la obra, entre otras cosas porque ha salido un Real Decreto que dice que en 2030, como muy tarde, los espacios privados también van a tener que tener todas las medidas de accesibilidad a disposición, implementadas, pero es una historia. Vamos poco a poco. 

Para empezar, revisión de nuestro cartel y de nuestro Flyer. Sin ir más lejos, hay ciertas personas con discapacidad que los números romanos no los comprenden, luego el tamaño, el tipo de grafismo que se utiliza, que el tríptico sea de lectura fácil, que tenga un mínimo el tamaño de la letra, palabras muy escuetas... No nos hemos podido meter en la iconografía sobre todo para personas con autismo, porque eso es otro proceso y hay que verlo con más calma. Teníamos una web en la que no se podían implementar las medidas de accesibilidad y ha habido que hacer una nueva web completamente distinta para que toda aquella persona que desee con todas las facilidades pueda comprar su entrada, saber qué hay en el espectáculo y elegir, sobre todo lo de elegir.

El otro día íbamos al Teatro Español y vi a una persona ciega que también iba a ver la obra, pero no era la función accesible. Y me dijo “Yo no puedo estar esperando a que a mí me digan cuándo puedo o cuándo quieren ellos que yo venga al teatro. He decidido ya venir cuando a mí me apetezca o cuando pueda”. De este espectáculo quedaban 3 semanas solo había un día, un solo día, de teatro accesible en un teatro público, cuando tienen toda la equipación habida y por haber.

Hemos conseguido, que es un paso importante, gracias a las ayudas del Next Generation, se hizo una solicitud desde producción de Tarambana para conseguir los sistemas de transmisiones de FM, que es para la amplificación de sonido, el bucle magnético y la audiodescripción. Pero lo hemos conseguido para todas las salas de Madrid que participan en Visibles. Les vamos a ceder esos esos aparatos durante todo el año en usufructo para que puedan, en agradecimiento de participar en Visibles, poner en práctica de una manera habitual esas medidas de accesibilidad.

Es que el coste económico que tienen estos aparatos… Son aparatos caros 

Luego tenemos firmado un convenio con Aptent - Teatro accesible, y con ese convenio que se llama el proyecto Cultura en vivo para todas las personas hemos conseguido que a unos espectáculos podamos sumarle además las mochilas vibratorias. Va a ser precisamente para un concierto en Tarambana. Son unas mochilas para las personas que son ciegas y sordas, los rangos mayores de graves los recibe la mochila y hace como el ritmo de la música, eso les permite tener esa sensación de estar escuchando esa música.

Y luego hemos conseguido también con este mismo convenio, el subtitulado desde el móvil. Han hecho una aplicación en la que la persona puede seguir desde el móvil  el subtitulado y tendremos dos obras que serán también audio descritas. Y todo esto es una inversión. También se hará durante el festival una jornada de accesibilidad en las artes escénicas precisamente para ver todas las cosas que son necesarias y qué es la accesibilidad. Y mientras tanto se está haciendo un estudio en todas las salas que participan para saber las necesidades que van a tener que ir implementando para ir haciendo accesibles sus espacios. De lo que se trata es que toda la persona que le apetezca el día que le apetezca, indistintamente si es sordo, si es ciego… pueda acceder al teatro.


Aparte de ser también una cuestión de dinero, es una cuestión de interés y, sobre todo, de hablar con la gente. Tienes que conocer sus necesidades y esas solo las conocen ellos.

Exactamente, hay muchas veces que se hacen las cosas sin contar con y es fácil, es escucharles. Mira, sin ir más lejos, como pequeño detalle. A nosotros nos pasaba, cuando se hizo el baño accesible, tú ves un poco la normativa y llamas a la empresa, te dicen que ya tienen las normas y confiamos. Y resulta que nos venían luego personas usuarias y nos decían “Oye, Javier, mira, podríais traer otro tipo de taza”… y nos explicaban que hay dos tipos de sillas, las sillas normales y las sillas eléctricas. “Yo que vengo en la silla eléctrica, que es un poco más alta, la taza es más bajita y para subir me dejo los brazos y las lumbares”. Y luego hay un detalle, que las baldosas de la zona tienen que ser antideslizantes, porque, aunque bloqueen la silla, con el impulso, se mueve. Hicimos la reforma, se ha puesto la taza a la altura y hemos puesto un suelo antideslizante. Confías en que las personas que lo están realizando, te dicen que sí, que saben la normativa, pero…

Seguimos manteniendo eso que estaba en nuestra mano desde el primer momento, que todos los espacios sean accesibles para personas con movilidad reducida y el coste cero para la persona de apoyo, que eso tendría que estar un poco más implementado ya también en muchos sitios que públicos y no está. Y es lo mismo si una persona con discapacidad quiere ir al teatro y necesita de una persona de apoyo para acudir, por lo menos que no sea una carga económica, la que paga es la persona con discapacidad, porque es la que quiere ir al teatro, pero necesita de alguien para poder realizar la actividad. Y en este caso siempre mantenemos esto durante todo el año y que sea un un incentivo para que esas personas se acerquen al teatro.

El objetivo es trasladar eso en lo que hemos estado durante estas 8 ediciones enfocando nuestras energías, que ahora se vaya trasladando al patio de butacas y tengamos un público diverso, que va habiendo. 

En cuanto te empiezas a introducir en este mundo, ufff, pero podemos, hay herramientas. 


Hay tantas propuestas que siempre decimos que lo mejor es visitar www.festivalvisibles.com, pero denos unas pinceladas de esta novena edición.     

Empezamos por el público familiar, vamos a traer una obra que se llama “Luna”, que ya es una obra que la han preparado accesible. 

Hago un pequeño inciso. La accesibilidad hoy en día también hay que tenerla en cuenta a la hora de la creación de un espectáculo, igual que hay, por ejemplo, producción, también tiene que haber un departamento de accesibilidad, porque a la hora de escribir, a la hora de ensayar un guion, hay que tener en cuenta que tiene que haber ciertas pausas para la persona que está audiodescribiendo, hay que ir engranando todo esto con la propia producción desde el momento cero de creación.

“Luna” es la historia de una niña sorda que quiere bailar, pero ¿cómo puede bailar una niña sorda? Va a ser para personas sordas y signantes, porque ya ella dentro de la obra integra el de la lengua de signos. Es interesante para que también los niños, y volvemos a la educación, a la formación, descubran qué pasa cuando una niña nace sorda y busca la forma de poder cumplir sus sueños

Hace dos meses nos ha dejado Elías Lafuente, él era director de Danza Down, un trabajo que llevaba haciendo 30 años, con personas con Síndrome de Down y se ha recorrido Europa con sus espectáculos. Yo siempre me he quitado el sombrero ante él y queremos hacerle un homenaje porque Elías fue la persona con la que yo hablé desde el primer momento para ver qué era esto de la inclusión y para ver qué era la discapacidad y me ayudó en ese proceso de dos años que estuve antes de comenzar el festival y la suya fue una de las compañías que inauguró el festival en el primer año. Será en Tarambana y el homenaje se va a llamar “Gracias” y van a participar evidentemente su compañía, la compañía A nuestro ritmo, de Isabel Olavide, que en este 2024 cumple 30 años de trabajo, ella con el flamenco, y es bestial los espectáculos que hace con niñas también con Síndrome de Down, y luego Laura Llauder, de Galicia, con la compañía Eudanza. Laura también trabaja con personas con autismo. Y entre las 3 compañías se ha creado este espectáculo que se llama “Gracias”. 

Luego, vendrá alguien que también es un referente dentro de la danza, Yanel Barbeito, una persona con parálisis que hace todo el esfuerzo y sus espectáculos de danza no dejan indiferente a nadie. Ella nos ha buscado y es para mí un honor que Yanel Barbeito llame a la puerta de Visibles. Además, actuará el día es el día de su cumpleaños.

También nos acompañará Danza Mobile, que ya son unos referentes que hay que irlos manteniendo. 

Tendremos algo también un proyecto de Amás escena, que se llama Proyecto Creactores. Ellos han decidido que tienen sus propias historias y esas personas con discapacidad son las que van a dirigir y tienen su propio equipo, que han elegido ellos. Hay varias obras, la parte de adultos con “Mi cuarto es un infierno” y “Horror en el holocausto” y la parte de teatro familiar, con “El niño que vistió de azul”. 

Y Jóvenes promesas, el concierto de Arquitectas de sentidos, que también son bestiales. 


Y todo lo demás…

Después de recibir 85 propuestas es lo que he podido seleccionar. He intentado recortar porque cuando das demasiada información es difícil que los medios se hagan eco, pero a la vez se nos han sumado otros dos espacios escénicos, uno en Navalcarnero y otro en Valencia. 

Vamos a incidir en la formación, va a haber en total 5 talleres distribuidos por Madrid, 5 talleres diferentes, tanto de danza, de teatro, formación a formadores, por distintos espacios y queremos que sean como semillas para iniciar ese de la importancia de la formación, que haya esos talleres inclusivos en distintos puntos para que la gente vaya conociendo desde otro ámbito el tema de la inclusión. 

2 exposiciones y, sobre todo, recalcar la jornada esta que me parece que es importante tanto para personas individuales que les apetezca introducirse en qué es la accesibilidad, como para los espacios escénicos y las compañías. Es importante que la propia compañía vea que va a ser un plus si yo voy con mi espectáculo accesible, si llevo mi grabación, desde mi audio descripción, si tengo un subtitulado y lo presento y lo llevo ya en el pack, porque si no, es muy difícil que los propios espacios, unos espacios en los que cada semana prácticamente cambiamos de programación, nos podamos hacer una audio descripción. Entonces bueno, es un poco ir concienciando e ir introduciendo esos cambios.

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